La sentadilla es uno de los ejercicios fundamentales en el entrenamiento de fuerza, pero no todos los cuerpos responden de la misma manera a este movimiento. Un factor que puede marcar una gran diferencia es la longitud del fémur. Este hueso, el más largo del cuerpo humano, juega un papel crucial en cómo ejecutamos la sentadilla. Mientras algunas personas parecen realizarla con fluidez, otras tienen que luchar para mantener una técnica correcta. La clave de esta diferencia radica, en muchos casos, en la anatomía del fémur.
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ToggleEl fémur es el hueso que conecta la cadera con la rodilla. Su longitud no solo define el aspecto de las piernas, sino que también influye directamente en el movimiento de la sentadilla. Las personas con fémures más largos deben desplazarse más para bajar en una sentadilla profunda, lo que obliga a una mayor inclinación del torso. Esto afecta la activación de ciertos músculos y cambia la distribución de la carga durante el ejercicio.
Por otro lado, quienes tienen un fémur más corto experimentan una menor necesidad de inclinación y tienden a mantener una postura más erguida. La anatomía humana es fascinante porque pequeños cambios en la estructura ósea pueden modificar completamente la biomecánica de un ejercicio.
La longitud del fémur afecta la posición del centro de gravedad durante la sentadilla. Para quienes tienen un fémur largo, la posición del cuerpo tiende a inclinarse hacia adelante, lo que puede reducir la activación de los cuádriceps y hacer que los músculos de la espalda baja y los glúteos trabajen más. Esto no solo influye en la efectividad del ejercicio, sino también en la seguridad, ya que una inclinación excesiva del torso puede aumentar el riesgo de lesiones en la espalda.
En contraste, las personas con fémur corto tienen una ventaja mecánica al realizar la sentadilla. La menor inclinación necesaria les permite mantener un torso más recto y una mayor profundidad sin sacrificar la forma. Esto les facilita una mayor activación de los cuádriceps, lo que convierte a la sentadilla en un ejercicio más efectivo para el desarrollo de este grupo muscular en particular.
La longitud del fémur influye directamente en los ángulos articulares que se forman durante la sentadilla. Con un fémur largo, la cadera se desplaza más hacia atrás, lo que genera un ángulo de inclinación mayor en el torso. Para compensar esta inclinación, se requiere una mayor flexión de los tobillos y rodillas. Es en este punto donde la movilidad juega un papel crucial. Tener una buena movilidad en los tobillos puede ayudar a mejorar la profundidad de la sentadilla y reducir la inclinación excesiva del torso, incluso en personas con fémures largos.
Quienes tienen un fémur corto logran posiciones más erguidas de forma natural. Su ángulo de inclinación es menor, lo que les permite mantener la espalda más recta. Aunque esto puede parecer una ventaja evidente, no significa que quienes tienen fémur largo estén en desventaja. Adaptando la técnica y trabajando en la movilidad, cualquier persona puede mejorar su sentadilla independientemente de su anatomía.
Las personas con fémur largo enfrentan desafíos adicionales en la sentadilla. Uno de los principales problemas es la tendencia a inclinarse demasiado hacia adelante. Esto no solo cambia el enfoque del ejercicio, sino que también aumenta el riesgo de comprometer la zona lumbar. Sin embargo, este reto puede convertirse en una oportunidad para mejorar otros aspectos del entrenamiento.
Es crucial trabajar en la movilidad de caderas, rodillas y tobillos para contrarrestar la inclinación excesiva. También se pueden usar elevaciones de talones para facilitar una mejor alineación corporal, permitiendo que el torso se mantenga más erguido y favoreciendo una ejecución más segura y eficiente de la sentadilla. La clave está en hacer ajustes inteligentes para maximizar el potencial de cada cuerpo.
El fémur corto proporciona ciertas ventajas a la hora de ejecutar una sentadilla. Al no necesitar una gran inclinación del torso, las personas con esta característica tienden a experimentar una mayor profundidad de manera natural. Esto les permite realizar una sentadilla más profunda y con una activación muscular más equilibrada, especialmente en los cuádriceps, que son el grupo muscular objetivo en este ejercicio.
Tener un fémur corto no garantiza automáticamente una técnica perfecta, pero sin duda facilita la biomecánica del movimiento. La clave está en aprovechar esta ventaja sin descuidar otros aspectos, como la estabilidad y el control del movimiento. Aun con esta anatomía favorable, es importante trabajar en la movilidad y fortalecer los músculos estabilizadores.
Saber si tienes un fémur largo o corto es relativamente sencillo. Basta con observar cómo se comporta tu cuerpo al hacer sentadillas. Si al bajar tiendes a inclinarte mucho hacia adelante, es posible que tengas un fémur largo. En cambio, si logras mantener una postura más erguida con facilidad, probablemente tu fémur sea corto. También es útil comparar la longitud de la pierna en proporción al torso. Un fémur largo generalmente hará que las piernas parezcan desproporcionadamente largas en relación con el tronco.
Este análisis no requiere una evaluación profesional, pero un entrenador o fisioterapeuta puede ofrecerte una evaluación más precisa si deseas optimizar tu técnica.
Quienes tienen un fémur largo no deben desanimarse. Existen varios ajustes que pueden ayudar a mejorar la técnica y sacar el máximo provecho a la sentadilla. Uno de los más efectivos es utilizar plataformas o discos bajo los talones, lo que permite una mejor alineación y reduce la inclinación del torso. También se puede optar por variaciones de la sentadilla, como la sentadilla frontal, que favorece una postura más erguida.
Otra estrategia es aumentar la movilidad de las caderas y los tobillos. Cuanto más flexibles sean estas articulaciones, mayor será la profundidad que se pueda alcanzar sin comprometer la técnica. Invertir tiempo en la movilidad es fundamental para cualquier persona que quiera mejorar su rendimiento en la sentadilla.
La movilidad del tobillo es un factor crucial en la sentadilla. Tener tobillos rígidos limita el rango de movimiento y obliga a compensar con una mayor inclinación del torso, especialmente en personas con fémur largo. Trabajar en ejercicios de movilidad de tobillo puede mejorar significativamente la profundidad de la sentadilla y reducir la carga en la espalda baja.
La estabilidad también es importante. Una base sólida permite mantener una mejor alineación durante el movimiento. Fortalecer los músculos estabilizadores, como los de la cadera y el core, puede mejorar la estabilidad y permitir un mejor control del cuerpo durante la sentadilla. La práctica de estos ejercicios complementarios puede marcar una gran diferencia en la técnica general.
El uso de plataformas o discos bajo los talones es una técnica ampliamente utilizada para mejorar la alineación y la estabilidad durante la sentadilla. Al elevar ligeramente los talones, se reduce la inclinación del torso y se favorece una mayor profundidad sin comprometer la técnica. Esto es especialmente útil para quienes tienen un fémur largo, ya que les permite mantener un centro de gravedad más favorable.
También es importante usar el calzado adecuado. Las zapatillas con suela plana y rígida proporcionan una base más estable para ejecutar la sentadilla. Invertir en un buen par de zapatos de levantamiento puede ser una de las mejores decisiones para mejorar la técnica y el rendimiento.
Para optimizar la sentadilla, independientemente de la longitud del fémur, es recomendable realizar ejercicios complementarios. Movimientos como los estiramientos dinámicos para la movilidad de caderas y tobillos, además del trabajo de estabilidad, son esenciales para mejorar la técnica.
Ejercicios como las sentadillas búlgaras o las zancadas con peso también ayudan a fortalecer los músculos implicados en la sentadilla. Estos movimientos permiten un mayor control del cuerpo y mejoran la alineación de las articulaciones durante el ejercicio, facilitando una técnica más eficiente.
La longitud del fémur puede ser un factor determinante en la ejecución de la sentadilla, pero no tiene por qué ser un obstáculo insuperable. Tanto quienes tienen fémur largo como corto pueden optimizar su técnica a través de ajustes y modificaciones. Trabajar en la movilidad, usar equipamiento adecuado y realizar ejercicios complementarios son claves para lograr una sentadilla eficaz y segura.
Al final, lo más importante es conocer tu cuerpo, entender cómo afecta tu anatomía a tu movimiento, y hacer los ajustes necesarios para sacar el máximo provecho de tus entrenamientos. Con la técnica correcta, cualquier persona puede mejorar su sentadilla y alcanzar sus objetivos de fuerza.
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